28 de junio de 2012

El Palacio de Hellbrunn. La fabulosa obra de un espíritu bromista



Autor: Nicholas Even
Fuente: Wikipedia

Al norte de los Alpes y a los pies del monte Hellbrunn, en una bucólica zona rodeada por numerosos manantiales, se halla enclavado el palacio de idéntico nombre, obra del príncipe-arzobispo Markus Sittkus von Homenens y uno de los mayores reclamos turísticos de la bellísima ciudad de Salzburgo.

Construido entre los años 1613 y 1619, curiosamente este palacio no cuenta con dormitorio alguno, ya que el príncipe-arzobispo siempre pernoctó en el centro de Salzburgo y la residencia, con sus suntuosas estancias, tenía como único cometido ser el escenario donde, siempre de día, se celebraban numerosas audiencias, reuniones o fiestas.

Muy posiblemente el palacio no sería hoy tan apreciado desde el punto de vista artístico si Markus Sittkus, amante del arte y la cultura italiana, no hubiera encargado su construcción a Santino Solarila, el arquitecto suizo que introdujo el barroco italiano en Austria y a quien se debe el diseño del interior de la cúpula de la catedral de Salzburgo.

Sin embargo, y aunque el palacio es una joya en sí mismo, quizá el mayor atractivo de la obra del príncipe-arzobispo lo constituya el parque que lo rodea - salpicado de cuidadísimos jardines, numerosas fuentes, idílicos estanques y riachuelos y grutas misteriosas-, escenario privilegiado donde tienen lugar los llamados juegos de agua ideados por el propio Markus Sittkus.

Y es que, en un tiempo en el que el derroche de agua era un símbolo inequívoco de ostentación, el príncipe-arzobispo austríaco aprovechó el escenario natural donde proyectó la construcción de su palacio para dar rienda suelta a su espíritu malicioso y bromista, ideando mil y un mecanismos para rociar con tan preciado líquido a los invitados a los que previamente agasajaba con un banquete suculento y/o una recepción digna del mayor boato y etiqueta.

Hoy, cuatrocientos años después de la erección del complejo arquitectónico, sus visitantes parecen seguir estando tan desprevenidos como antaño lo estuvieron sus predecesores y prácticamente nadie se salva- y quien suscribe estas líneas puede dar fe de ello – de quedar empapado con el agua proveniente de múltiples surtidores ocultos en los lugares más insospechados, ya sea de las numerosas estatuas distribuidas por todo el parque o de las diversas figuras talladas en madera que, movidas por un mecanismo hidráulico, pueden hallarse en las diversas grutas a las que el visitante tiene acceso.

Otro de los atractivos de este conjunto arquitectónico renacentista lo constituye el Castillo de los Meses, denominado así por la brevedad en su construcción y que hoy día alberga al Museo de Cultura Popular, perteneciente al Museo Carolino Augusteum de Salzburgo.

En definitiva, el Palacio de Hellbrunn es un lugar de visita imprescindible no sólo por su belleza arquitectónica y sus divertidísimos juegos de agua, sino por un paisaje y unas vistas tan ensoñadores que quedaron para siempre inmortalizados por el Séptimo Arte cuando el cineasta norteamericano Ray Wise los escogió – juntamente con alguna de las preciosas salas del palacio- para ambientar varias escenas de uno de los films musicales más famosos de todos los tiempos, Sonrisas y lágrimas.


1 comentaris:

  1. Qué gracioso, ya me imagino a la pompa aristocrática completamente empapados.

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